Comentario
El año 1024 se consagra la iglesia de Sant Juliá de Coaner, cerca de Cardona, que puede considerarse el primer ejemplo documentado del románico de influencia lombarda en Cataluña. Cronológicamente seguirán a esta obra la reforma de Ripoll (1032), la consagración de la catedral de Vic (1038), la construcción de Sant Vicenç de Cardona (1040), Sant Pere de Casserres (1050), Sant Jaume de Frontanyà (1066).
La obra, a nuestro entender, paradigmática de la influencia lombarda en Cataluña es, sin lugar a dudas, la colegiata de Sant Vicenç de Cardona, en la comarca de El Bages. Obra de los vizcondes de Osona, la construcción se inició en 1029 y fue consagrada el año 1040 por el obispo Eriball de Urgell. La construcción reúne todos los adjetivos de racionalidad con que hemos definido la arquitectura lombarda.
Es una iglesia de tres naves y transepto con cúpula sobre trompas. Una bóveda de cañón con arcos torales cubre la nave central, y bóvedas de arista las naves laterales, sobre pilares. La cabecera está formada por tres ábsides, el central precedido por amplio presbiterio que fragmenta el transepto y bajo el que se halla una cripta de tres naves con bóveda de arista. Un cuerpo a la manera de pórtico en la parte inferior y de tribuna en la superior cierra los pies de la iglesia. Flanqueaban este cuerpo dos torres no conservadas actualmente. De extraordinario aparejo regular, el interior del ábside central se halla decorado con hornacinas, y en el exterior la cabecera presenta la típica ornamentación de arcuaciones ciegas y bandas lombardas.
J. Puig i Cadafalch ha relacionado estilísticamente este templo con Sauvigny y de manera especial con San Paragorio de Noli (1040-1060). La relación es innegable. También con San Carpoforo de Como (ca. 1040) en lo que se refiere a la cripta y la cabecera. Todas las características de esta iglesia las encontramos en las construcciones de influencia lombarda en Cataluña. No obstante, no se explica suficientemente la ordenación del cuerpo situado a poniente. Su disposición horizontal, la presencia de la tribuna y de las dos torres (hoy no conservadas) se ha intentado justificar débilmente, por ser iglesia vinculada al conde, a quien le estaría destinado este lugar.
Hemos determinado algunos aspectos de Cuixà, de Ripoll y de Vic, tres de los grandes edificios promovidos por el abad Oliba. Pero en estas tres construcciones también la presencia del románico lombardo es clara.
Así, en Cuixà, la torre campanario está construida según modelos claramente lombardos, tanto en su estructura como en la ordenación tectónica de sus cuatro lados.
En 1032 se consagraba la reforma de la basílica de Ripoll, con una cabecera que nos acercaba a San Pedro del Vaticano. En los pies, una monumental fachada pintada, cubierta actualmente por la portada esculpida del siglo XII, estaba flanqueada por dos torres campanario. A pesar de la intensa reforma realizada por el arquitecto Elíes Rogent a finales del siglo XIX, se conserva la cabecera mencionada con decoración de arcuaciones ciegas.
El abad de Ripoll es nombrado obispo de Vic en 1017; poco después, comienza de nueva planta la catedral dedicada a San Pedro, que se consagrará en 1038. Destruida en el siglo XVIII, conserva del siglo XI la cripta y la torre campanario. Pero conocemos su estructura de nave única con transepto y cinco ábsides, el central muy amplio. Este modelo de nave única se difundirá en la arquitectura románica catalana. Así, en Sant Jaume de Frontanyà, en Serrateix, en Sant Martí Sescorts y Sant Poni de Corbera.
Veremos a continuación algunos ejemplos del románico de influencia lombarda.
En el monasterio de Sant Pere de Casserres, fundado por los vizcondes de Osona el año 1006, se consagró la iglesia en torno a 1050. Tiene planta casi cuadrada de tres naves separadas por pilares que sostienen una cubierta con bóvedas de cañón. Un amplio presbiterio precede el ábside central. La decoración lombarda aparece en el exterior de la cabecera.
En torno a 1040 se establece la consagración de la iglesia del monasterio de Sant Serni de Tavèrnoles, de la que se conserva la cabecera. Era una basílica de tres naves separadas por pilares que sostenían en la nave central una bóveda de cañón. Presenta una cabecera muy peculiar formada por un transepto con dos ábsides en los testeros y un ábside central con tres absidiolos, el central a su vez con una forma trilobulada. Restos de estucos decoraban el interior.
La iglesia canonical agustiniana de Sant Jaume de Frontanyà se construyó en torno a 1066. Es un ejemplo de una sola nave con transepto y cúpula en el crucero, con tres ábsides semicirculares. El central avanza el presbiterio sobre el transepto, dividiéndolo en tres tramos. La cúpula sobre trompas del crucero genera en el exterior un cimborrio octogonal que participa también de la decoración lombarda. La fachada se ordena mediante las bandas lombardas, a la manera de un retablo.
También de una sola nave con crucero y tres ábsides en la cabecera es la iglesia de Sant Ponç de Corbera. Sobre la cúpula del crucero se levanta la base de la torre campanario.
Esta arquitectura de influencia lombarda arraigará fuertemente en Cataluña y continuará también en el siglo XII, en modelos arcaizantes, como son el conjunto del Valle de Boí; así las iglesias de Erill la Vall, Boí y Sant Climent y Santa María de Taüll, por ejemplo. O bien Sant Pere de Ponts, o Santa María de Barberà.
Pero también modelos del norte de Italia, de compleja estructura, entran en Cataluña. El ejemplo singular es la catedral de la Seu d'Urgell, construida por el arquitecto Raimundus Lambardus según contrato de 1175, edificio que se ha conectado con Santa María Maggiore de Bérgamo y con San Michele de Pavía. Pero este será un caso aislado en el siglo XII, sin continuidad.
Si bien la gran arquitectura pertenece al ámbito religioso, debemos hacer forzosa referencia a la arquitectura civil y militar. Hay que citar castillos como el de Marmellar (Baix Penedés), el de Mur (Pallars Jussá) y Peratallada y Palau Sator (Baix Empordá) y restos de murallas en Besalú (Garrotxa). Dentro de la arquitectura civil del siglo XI es necesario recordar algunas estructuras del palacio Condal de Barcelona y restos en la ciudad de Vic, como el palacio de la familia Montcada.